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Mostrando las entradas etiquetadas como Soledad Vasquez Armella

Voluntario

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Dijo: ¿un voluntario? Dije: yo. Solo quise estar vivo para amarte. Dijo: saca el agua. No te guardes. No te guardes. No te guardes. No te guardes, ni te repitas en el viaje. Del rio no regreses hasta que no seas el mar, hasta que no seas pájaro, ni rocío en el sendero, y te hayas vuelto un trago en un vaso de cristal, y seas ardiente beso, y fría ampolla por el fuego. Hasta que no seas hombre, mujer, y hayas sido rata, gusano, vaca, perro, no vuelvas hasta que decidas llover para ser coliflor y auyama en un cerro. Intenta estar presente hasta en la escoria, y en el aliento de una voz en canto, en el blanco y el rojo de las magnolias, y en el verde florido de un palo santo. Dijo: saca el agua. No te guardes. No te guardes. No te guardes. No te guardes, ni te repitas en el viaje. Hasta que no seas abeja, obrera, reina, y miel, hasta que no seas inundación de espanto, y seas espalda, y tinta del tatuaje en la piel, y te dejes secar en el fondo de un cántaro, no regreses hasta que no te co...

El zorro y las uvas

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Cuando el Capitán Zieg fue encomendado por el tirano Rey de Sílice, a conquistar para él los secretos encantados del Bosque de Dad-Sloé, se hizo porque hasta cierto punto, aquel cretino gobernante confiaba en la intuición natural de este guerrero. Sin embargo, tal y cómo reconocen los pocos lugareños de aquella región, sin importar que tan sabio y astuto sea el que venga con intención de apropiarse de aquellos arcanos secretos, los verdaderos dueños de aquel lugar siempre estarían al tanto de lo que sucede, y encontrarían la forma, no solo de librarse de los necios, sino de burlarse de aquellos tentativas de control. Había que vivir con respeto de lo sagrado en aquel rincón de la naturaleza. Así fue como se hizo conocida por todos, la anécdota. Llegaron apenas un día por la mañana, y establecieron un campamento mientras el sol les sucedía. Los aldeanos, gente humilde, poca y sumisa, les sirvieron lo mejor que podían pero sin tener demasiada fe en ellos. Por suerte, aquella vez solo hab...

Soledad del mago

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  La soledad de un mago tiene signo de quimera. Mientras hay tormenta sobre el mar la noche cruje, y solitario, herido de ausencias el capricornio espera. Hay quien dice que el monstruo cruel ruge; pero el mago sabe, estudia; él aprende, y ama; él conoce y no se rinde, ni ante el mito huye: cálido secreto guardado y protegido, desea… No es tal rugido lo que trae el viento del verano, sino un llamado. Súplica desgarrada y sincera por un anhelo de esencia y de lo arcano. Es un hecho; con las velas alzadas navega, y cuando la aventura le acerca a su quimera porque comprende su celo, no se desespera, sino que con respeto le saluda con la mano. La ventaja del agua, es que no hay fronteras, y se funde para ellos lo infinito y lo cercano. El mago tiene un arte que todo desordena, y en el caos, en esfuerzo de sudor y pena nace el amor... El amor del capricornio es humano pero tiene una paciencia de pantera. La soledad de un mago tiene primavera, un viento tibio que va cargando vida florece...

El sello de cera

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En la ciudad de Terence, más específicamente en los jardines de la Academia donde los magos acuden a veces a meditar, sucedió una vez cerca de la fuente tranquila, que un mago joven, llamado Iwa, tuvo un destello de compresión arcana sobre un viejísimo y secreto ritual. Nadie se dio cuenta del evento hasta minutos después, cuando lo vieron caminar ansioso e inquieto a través de la orilla del lago. Aun así, pocos hubieran sospechado que la razón de que él se sostuviera las sienes, nervioso, era por haber dado causalmente con un gran descubrimiento. En el claustro, que oportunamente siempre tenía la cara sur orientada a los jardines, los magos que cotidianamente saboreaban el té con durazno en el disfrute de la tarde, notaron que Iwa estallaba en una mal disimulada alegría, para luego dar una carrera solitaria a través del pasillo hacia la biblioteca. Al rato regresó, cargado con elegante papel nuevo, tintas especiales, velas plateadas, y otra variedad de enseres menores. Se sentó cerc...

Caer rayo

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Por Carlos García Caer como un rayo sobre el bosque, y mira, se ha hecho campo. Del suelo surge la alegría en granos de trigo dorado, y comen de él tus pájaros negros, azules, rojos, verdes y blancos. Ya no solo el ave oscura, el chuchube del nocturno sagrado que se goza en que le llamen infortunio, y el aguaitacamino en el sendero ajeno que se escuda en el miedo del extraviado.   No. Ahora también es el cardenal enamorado con su vuelo horizontal y tierno, el turpial, ave de Persifone tropical, también ansioso de pasión ha despertado. Lo natural se hace canto, se hace color, ahora brilla donde cae el Dios y la caricia de fuego deja tostado. Come trigo hasta tu chivo oxidado. Es el campo, que el rayo lo ha besado y saca pepitas de oro por todos lados. Otros poemas de Carlos Garcia Torin: Te regalo mi lápiz Tus lunares Cuerdas de arpa

Wafi Salih entrevistada por Soledad Vasquez Armella

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Esta entrevista, del año 2015, en la dirección de la fabulosa Soledad Vasquez Armella, su traductora oficial, y en la producción de Todos Cultura nos invita a conocer directamente desde la autora su perspectiva sobre sus primeros escritos. "Solamente un poeta puede intentar acercarse a traducir a otro poeta" Nos dice Wafi, desde la intimidad de su sala, dandonos una observación de la herencia familiar contenida en sus poemas, desde las malas noticias (como la muerte de su abuela por una bomba en el Libano), hasta las caricias de la vida. "Ningún pensamiento elevado humano va identificarse con la desigualdad social." Señala, conocedora de la discriminación y la lucha femenina por la identidad individual. Nos presenta un comentario sobre cada uno de sus primeros libros que nos puede aportar una visión atenta.