Soledad del mago


 

La soledad de un mago tiene signo de quimera.

Mientras hay tormenta sobre el mar la noche cruje,

y solitario, herido de ausencias el capricornio espera.

Hay quien dice que el monstruo cruel ruge;

pero el mago sabe, estudia; él aprende, y ama;

él conoce y no se rinde, ni ante el mito huye:

cálido secreto guardado y protegido, desea…

No es tal rugido lo que trae el viento del verano,

sino un llamado. Súplica desgarrada y sincera

por un anhelo de esencia y de lo arcano.


Es un hecho; con las velas alzadas navega,

y cuando la aventura le acerca a su quimera

porque comprende su celo, no se desespera,

sino que con respeto le saluda con la mano.

La ventaja del agua, es que no hay fronteras,

y se funde para ellos lo infinito y lo cercano.

El mago tiene un arte que todo desordena,

y en el caos, en esfuerzo de sudor y pena

nace el amor... El amor del capricornio es humano

pero tiene una paciencia de pantera.


La soledad de un mago tiene primavera,

un viento tibio que va cargando vida

florece hasta en la copa de palmeras

y es la gracia de nuevas profecías.

La historia de un pájaro herido y olvidado,

que figurando secretas geografías

habita dentro de un león humillado,

y se le creía ahogado en fantasías.

En esa ciudad, que es un gato perdido,

ahora vuela el ave, en su ciudadanía.


Más allá de lo perfecto y de lo bueno…

el mago sabe que esta es su soledad.

Sin que en ello sea menos su majestad:

es la leona fiel en pie junto al león;

es la dama junto al rey… su corazón;

y es la paz ante la más incierta muerte;

en el filo de su espada, es libertad;

y en la magia de las hadas, es la suerte.

La soledad del mago es un presente.

En donde otros solo ven vulgar calor,

la soledad de él se llama: luz ardiente.


La soledad del mago es luz ardiente,

un rayo de luna que sana la herida,

la tibia atmósfera de una vela encendida,

y en la reina, es la mirada resistente.

Es la alegría de una cascada escondida

y el rumor lejano de un lobo que aúlla;

la moneda de oro que permanece dormida

y el susurro del guardia mítico que la arrulla.

El mago sabe, y en su iniciativa no descansa,

que la soledad del mago es esperanza…



Carlos García Torín 

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