A través del mar

Todo lo que hoy sé no me hizo falta saberlo antes. Te amaba. Me amabas. Eso era todo. Mi colibrí de acero carbónico solo eso, nada más, necesitó. Hoy sin embargo sé: tu no me amas. Yo por allá te amo. Al acero lo desconcierta todo ver el río del querer secarse y aun así alguien que navega. Yo. El mar se traga todo ese árbol secreto de mandarinas. Todo. Las escapadas nocturnas hacia el pasado, el reproche innecesario y la mentira y mientras me abriga la noche recuerdo que en la oscuridad la luz lunar es luz de sol. Ya no te quiero. Esta avecilla de color no se previno del abandono y la fría corrosión, de las maldiciones, o el desprecio, o el olvido. Solo te amó. Por qué. Todavía no sé nos ahogó la sequía del dolor y la falta de oportunidades se extendió. Qué ardiente sol venenoso secó la alegría de los dos. No me quieres y penetro desde el río seco al abismo marino del silencio. Un pez vela me acompaña cadencioso, a estribor, herido en un arpón del desamor. Atrás, rosa de azahar, creo q...