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Mostrando las entradas etiquetadas como literario

No calificado

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  Yo no califico. Me fascina el lunar al lado de tu ombligo, en tus manos repica mi aliento y mis pálpitos, y no puedo con la hidra del conmigo. No se beber la savia oscura de las horas ni saltar el tiempo muerto de rendido. Dibujo la línea de tu contorno olvidado, busco en tu enredo el crédito perdido que adquiere mis retazos fragmentados, y no consigo mostrarte lo que miro. No califico todavía. Soy de los que insisten siempre en algo, lanzo mis flechas al suelo, una a otra, hasta que queda hecha la profecía. Aunque nadie entiende lo que hago. Soy de los que no huyen de su sombra sino que la aceptan como compañera y le permito decir sus necedades. No consigo llegar a tiempo con tu nombre, ni darle descanso a tus ansiedades. Yo no califico. Pido ganar una guerra que tal vez no es mía. No es la edad, ni la madurez, ni la distancia, ni las diferencias, ambos vulgares y corrientes, no es fruto del trabajo, apariencias, ni la llave de la casa, ni las redenciones de tristeza y soledades...

Jardín secreto

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Tal vez suceda que me vuelva otro, no lo sé, y al buscarte no me encuentre. No me encuentre. Puede ser que al haberte perdido gota a gota el tiempo me revele de repente quien creo que soy yo o quien seré. Tal vez suceda que me vuelva otro, diferente, ingenuo, triste y loco creeré haber enterrado la llave para siempre de mi amor que una vez beso tu amor. Puede ser que él así crea y al calor de una simple y débil caricia se destroce este pesado candado que utilizo hecho con… No sé… Acero de dolor, acero del dolor y el compromiso. Después de todas las palabras ese amigo, si sucede que soy otro, pienso yo, conquiste al fin el silencio perdido, silencio serio, mortal, liberador, recupere mi piel y mis ojos de este viaje y provea a mi alma otro equipaje de luces, música y color, y querrá matar al petirrojo que te lleve al jardín, al de los dos, y esconder las escaleras de tus ojos y así no trepes los muros de mi amor. Tal vez suceda que me vuelva otro, no lo sé y aquel no tiemble al sostener...

Una nube para Susej

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Veloz en un instante de emoción robe del cielo en un descuido un poquito de celeste algodón para hacerte un nuevo amigo. Lo moldee como arcilla blanca y lo coci en el mediodía. Comprueba si te hace falta que esta cálido todavía. Aunque mi amor para ser de ti, ya es de ti y nada más necesito, te obsequio para verte feliz: una nube que parece un conejito. Carlos Garcia Torin ¿Quieres leer más? Pez espada Capricornio Amaltea Voluntario

Guerrera

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Besa el estandarte de tu gozo, guerrera, lucha con ansia por la patria de la gloria. Muerde despacio la firme bandera que te dará el licor de la victoria Arrebata con tu lengua la libertad frente al dulce enemigo que te esclava. De los dos es plácida la oportunidad aunque mi espada te apunte a la cara. Aprovecha la ventaja que gustoso te permito. Mi estrategia es luchar sin mover mis naves contra el filo de tus dientes exquisitos, tu lengua danzarina y labios suaves. ¿Te parece esta batalla una paradoja? de rodillas me vences entregada en lo intenso. Aunque parece que gano, dejo que tú escojas, soy yo quien se rinde en tu cálido silencio. Lame donde ninguna herida nadie me hizo, Libertadora, devora mis tierras conquistando hasta que mi capital se abra Triunfa en la nieve viviente del paraíso. Sorpréndete. Tu puedes, tu boca aplicando derrotarme sin decir una palabra. Carlos Garcia Torín ¿Quieres leer más? Quiero quieres Estaré yo La verdad

A través del mar

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Todo lo que hoy sé no me hizo falta saberlo antes. Te amaba. Me amabas. Eso era todo. Mi colibrí de acero carbónico solo eso, nada más, necesitó. Hoy sin embargo sé: tu no me amas. Yo por allá te amo. Al acero lo desconcierta todo ver el río del querer secarse y aun así alguien que navega. Yo. El mar se traga todo ese árbol secreto de mandarinas. Todo. Las escapadas nocturnas hacia el pasado, el reproche innecesario y la mentira y mientras me abriga la noche recuerdo que en la oscuridad la luz lunar es luz de sol. Ya no te quiero. Esta avecilla de color no se previno del abandono y la fría corrosión, de las maldiciones, o el desprecio, o el olvido. Solo te amó. Por qué. Todavía no sé nos ahogó la sequía del dolor y la falta de oportunidades se extendió. Qué ardiente sol venenoso secó la alegría de los dos. No me quieres y penetro desde el río seco al abismo marino del silencio. Un pez vela me acompaña cadencioso, a estribor, herido en un arpón del desamor. Atrás, rosa de azahar, creo q...