A un año de utilizar Linux. Mi experiencia de nuevo usuario con Linux Mint
Por Carlos García Torín
Hace un año que decidí pasarme a Linux. Recuerdo que lo instalé por
allá, el 10 de agosto de 2020.
Antes que nada haré una descripción de mi equipo, para que tengas el
contexto y quizás si te ves identificado lo encuentres más útil. Luego expondré
algo sobre mis razones de cambio. Prepárate para llorar conmigo al entrar en el
recuerdo...
Utilizo una computadora portátil, conocida aqui como computadora educativa, "Canaima letras azules", con Intel(R) Atom(TM) CPU N455 @
1.66GHz, es decir el procesador más barato posible que por lo menos es 64
bits (toda la gloria sea para Dios); también posee 1 Gb de memoria RAM,
ya lo sé, tenebrosamente poco para esta época, pero hubiera sido una buena
capacidad por allá por 1998. La ventaja es que tiene un disco de 300 Gb de
espacio, lo cual, aunque sigue siendo poco en una época donde es fácil
encontrar discos de 1 Terabyte o más, es, por lo menos, la limitación menos
“agresiva” de las que tiene presente este equipo. En un disco de esa capacidad,
bien administrado caben muchas cosas. También tiene una pantalla chiquita de
1024x600 pp. Le puse de cariño “Valentina” y a pesar de lo que parece, me
ha sido sumamente útil desde que la adquirí. Ha sido una compañera de trabajo y
aprendizaje muy intensa y fiel.
¿Que sistema tenía? Pues, Windows 7 Profesional. Así la adquirí, apenas
con Office instalado, pero poco más que eso. Aun así, es simple imaginar que
por las características, el rendimiento era muy poco favorable, sin importar
las circunstancias.
Normalmente trabajo con diseño gráfico, (Photoshop, y Corel
principalmente). La utilizo muy poco con juegos, y cuando lo hago no me
preocupa para nada buscar juegos recientes ni de ultima generación (que
obviamente ni podrá abrir. Se que algunos usuarios tienen una buena experiencia
con los juegos, pero mi impresión a sido negativa con ese tema. Para mi Linux
no es adecuado para jugar, o por lo menos, no lo es a menos que te tomes el tiempo
y la paciencia para configurar todo). También le doy mucho uso domestico, desde
la redacción simple de estos escritos en un editor de textos, lectura de libros
pdf, hasta para escuchar podcasts, música y películas, algo que si hago
bastante a menudo.
Sin embargo, las películas con más de 700x480 de resolución “se pegan”
en la reproducción (por el RAM extremadamente poco que goza), ni hablar de las
películas con más resolución. También siempre tenía que trabajar sin música si
tenia que usar un programa de diseño, porque el programa parecía arañar todo el
RAM posible. Muchas veces ni siquiera podía tener abierto un navegador a la vez
que otro programa. Un día, harto de que el RAM escaso del equipo limitara mi
experiencia de usuario, decidí pasarme a Linux, buscando un mejor rendimiento.
Me comprometí también a que cimentaría en mi el uso de herramientas de software
libre, como Gimp, para no depender tanto de Photoshop, Inkscape para no
depender tanto de Corel, y Scribus para no depender tanto de InDesing, por
ejemplo.
Por supuesto, investigué. Me dí cuenta que no podía actuar por
capricho. Luego de leer montones de reseñas, y analizar las características de
montones de distribuciones, aun sin tener muy claro el resultado hubo cosas que
si entendí antes de hacer el cambio.
Primero, comprendí, que una vez que instalara Linux me tocaría
aprender a ser un mejor usuario. Es decir, me tocaría aprender nuevos
conceptos y a resolver problemas por cuenta propia (puede que incluso un par de
cosas sobre programación), lo cual no me asustaba, pero tenia que ser
consciente de eso, porque si surgían dificultades la experiencia no dependería
tanto de que el sistema fuese malo, sino que el usuario tiene la experiencia y
habilidades para él. Mientras mejor fuese el usuario mejor sería la
experiencia, eso estaba muy claro. Me dije… “bueno, si te pasas a Linux vas
a crecer aunque sea a la fuerza”.
Recomendación: aprende sobre permisos de usuario, y cambia sin resistencia tu forma de “ser” usuario de computadora. Windows es tremendo maestro en enseñar vicios de usuario en aras de la comodidad. En Linux descubrirás por ejemplo, que el sistema te pide contraseña cuando instalas o eliminas programas instalados. Con el tiempo, descubrirás usos nuevos ya consciente de tus poderes como administrador del equipo. Linux te educa, Windows malcría.
Segundo. Me di cuenta que se pierde mucho tiempo metido en discusiones
sobre las distribuciones, y el tipo de gestor de escritorio que utilizan.
Honestamente, si pudiera viajar en el tiempo y decirle a mi mismo un consejo
útil, sería:
“prueba cualquiera para empezar”.
La verdad es que el tema, aunque es importante, no es en realidad tan
determinante como parece ser en las reseñas. Después de todo, cuando estás
empezando en realidad no conoces ninguno, y la única forma de descubrir si una
distribución te gusta y su escritorio se adecúa a ti, es probándola y
recorriendo un par de meses en el uso cotidiano con ella. Si no se te da bien,
entonces por lo menos ya tendrás un criterio para evaluar. Ponte las botas y
camina un poco con ellas, es lo lógico. Además, en muchas distribuciones puedes
instalar los archivos necesarios para reemplazar el escritorio por defecto sin
tener que reinstalar el sistema, por lo cual, si tienes paciencia, en realidad
puedes ajustar todo eventualmente (aunque yo recomendaría empezar con una
instalación limpia).
Otra cosa que descubrí, es que en realidad no necesitas instalar
ninguna distribución de Linux para poder conocerlo. Si gozas de tiempo, un
pendrive USB de al menos 8 Gb y una buena conexión a internet, puedes instalar
las distribuciones en USB y arrancar el sistema desde allí. Básicamente todas las
distribuciones (de hecho con Windows también podrías) pueden abrirse y
explorarse enteramente desde el USB sin necesidad de instalar nada. Así podrás
probar un buen puñado de escritorios y características antes de decidirte a
pasar el sistema al disco duro.
Me pasó por ejemplo, que me dejé convencer de que Puppy Linux
era la alternativa para mi, por la cuestión de que tenia pocos recursos. Lo
descargué, lo instalé en mi USB, lo exploré en mi computadora, y francamente no
me gustó. No es que sea malo, ojo, de hecho, creo que le tomé cierto cariño,
pero era demasiado simplificado para mi computadora inclusive. Estaba orientado
a computadoras (más en común con la época de Pentium III quizás) que tal vez
eran incluso más antiguas que la mía. Pude comprobar que no era lo que necesito
y seguir buscando. También me llevé una decepción con Lubuntu, un
“sabor” de Ubuntu orientado a ordenadores de pocos recursos, cuando después de
descargarlo no tenía los drivers necesarios para visualizarse en mi equipo.
Seguí buscando.
Sabía que no quería Ubuntu. No es que fuese malo. Pero lo usaba
en la universidad y estaba consciente de que su aspecto de escritorio no me
agradaba, de hecho nunca me agradó, desde la época de Ubuntu 6, por allá hace
más de 15 años atrás ya no me convencía. Para ser más consistente, es el
escritorio Gnome lo que no me gustaba, por lo cual estaba probando en
alternativas que no anunciasen ese escritorio por defecto. Me puse a
reflexionar sobre el siguiente sistema que podía probar. Decidí optar por uno
que tomase “algo” de Debian y “algo” de Ubuntu. Y opté por
Linux Mint. Lo descargué. Comprobé que podía arrancar desde el pendrive. Lo
instalé y fui feliz.
Debo decir que hice capturas del uso de recursos para hacer una
comparativa antes y después, y el resultado fue muy favorecedor. Mientras Windows
7 utilizaba alrededor de 700 Mb de RAM sin ningún programa adicional abierto,
Linux apenas se acercaba a los 400 Mb. Lo cual me alegró muchísimo. Pude
reducir la demanda de RAM prácticamente a la mitad solo con el cambio de
sistema. De hecho, me sorprendió descubrir que Linux funcionara tan tranquilo y
estable, con unos pocos procesos abiertos nada más. La razón por la que Windows
aparentemente usa tantos recursos, son esos procesos y servicios en segundo plano,
que muchas veces ni somos conscientes de ellos. Gané no solo en memoria, sino
en librar de carga la CPU.
Las películas ya no se pegaban al reproducirse, podía leer una pagina
web, escuchar música y hacer un periódico al mismo tiempo, y sobretodo tenia delante
de mi un universo inexplorado con la promesa de un nivel de personalización e
industrialización muy flexible. De hecho me dí cuenta que Linux era perfecto
para todos los de signo acuario, sagitario y leo, o personas cuyas necesidades
de expresar su individualidad fuesen importantes. ¡Salud!
Otro de los descubrimientos que hice tenía que ver con el terminal. La
mayoría de los que vienen fuera de Linux pero que lo han visto, tienen la idea
de que para usar Linux dependes mucho del uso del terminal. Ciertamente me
gustaría arrojar un poco de luz sobre esto. Hace unos años atrás esto era
totalmente cierto. De hecho sigue siendolo para algunas distribuciones de
Linux, sobretodo las que están orientadas a sistema para servidores, pero dejó
de ser valido para sistemas de propósito general. Actualmente las
distribuciones de Linux gozan de prácticamente todas las funciones en forma de
programas amigables con el usuario, incluso superan a Windows en ocasiones.
Sin embargo, el saber que esas mismas cosas las puedes hacer en el terminal, y
saber cómo, es una gran ventaja. Dicho de otra manera, en realidad no
dependerás del terminal si instalas Manjaro, Ubuntu, Linux Mint, Zorin, etc,
pero si que ganarías muchísima mejor compresión de lo que puedes hacer con
el sistema y de como resolver muchas cosas si te tomas el tiempo para aprender
cómo usar el terminal, aunque no lo necesites.
Mi recomendación: busca cursos de introducción a Linux y lenguaje de programación en Bash (el lenguaje del terminal, también se le conoce como Sh), y ve de a poco.
Un grato descubrimiento… te olvidarás de los virus virtualmente para
siempre. No es que Linux no los tenga, pero resulta tan difícil que te
contagies de virus en tu equipo y son tan escasos que podrías decir que eres
inmune. Tendrás la capacidad natural de ver casi cualquier virus que venga
“oculto” en un pendrive USB y que Windows no podría frenar, por lo cual
puedes acostumbrarte pronto a que las personas acudan contigo para que los
ayudes “a limpiar” un pendrive infectado, algo que podrás hacer muchas veces a
mano y sin formatear.
También el hecho de reducir al mínimo las necesidades de buscar
software por internet en lugares de dudosa reputación y confianza. En realidad
los repositorios de software son sinónimo de paz y tranquilidad, y es
algo que muchos usuarios de Windows desconocen (por lo menos hasta hace poco,
cuando la versión 10 incorporó esa forma de proceder). Todo está testeado,
revisado, y disponible al alcance de una frase mágica que lo solicite
(generalmente: “sudo apt install”, seguido del programa que desees). Te
acostumbras a buscar software con menos ansiedad.
Tambien tuve dificultades, a veces creadas por mi mismo, que me
llevaron a pasar nuevamente por el proceso de reinstalación. No eran fallos del
sistema, sino de mi, que me emocioné al descubrir que podia ajustar muchas
cosas “a mi gusto” y quise cambiar de todo sin tener experiencia. Un usuario Linux para empezar suele ensuciarse las manos con la propia instalación del sistema, y eso involucra aprender sobre particiones, sistemas de archivo, encriptación, y otro montón de temas que un usuario domestico normalmente ni saben que existen hasta que su computadora cae en coma por virus y pronuncian las únicas palabras mágicas que conocen "formatear". Un claro
ejemplo del proceso de madurez en la expresión de ensayos y error.
¿Lo malo? No pude liberarme por completo del viejo sistema Windows. Las
necesidades de diseño gráfico y edición de video me llevaron de vuelta.
Simplemente, las alternativas de software libre solo me brindaban una
flexibilidad útil, siempre y cuando no fuera “muy ambicioso”. Para que
tengas una idea, utilizo Scribus todos los meses para generar una pequeña
revista institucional en pdf para mi lugar de trabajo. Sin embargo, eso solo
duró hasta el día en que mi jefa me pidió incorporarle hiperenlaces a las redes
sociales de la institución. Allí descubrí la limitación de Scribus y me despedí
de él para volver a InDesing (Scribus no permite introducir hiperenlaces en los
proyectos… algo muy básico que sin embargo no está ahí). Algo similar me pasa
con Photoshop, Gimp me sirve para cualquier ajuste rápido y poco complejo que
deba hacer, pero al momento de hacer retoques que exijan mucha atención, me
resulta incomodo e insuficiente, y siento que me hace perder más tiempo y me da
mas restricciones, solo para brindarme además resultados muy pobres.
¿Como lo solucioné? Pues, haciendo Dual Boot.
Instalé en particiones separadas ambos sistemas. 100 Mb para Windows,
100 Mb para Linux Mint (lo instalas de ultimo para que por defecto arranque
desde ahí), y el resto del disco sirve como espacio libre que ambos sistemas pueden
usar en común para intercambiar archivos. Paso el 90% del tiempo metido en
Linux, creciendo como estudiante, y gozando de todo el control posible, y
solamente cuando la necesidad de trabajar me llama, saco a pasear un rato
Windows.
Es una lastima. Creo que Linux como sistema ha crecido y madurado,
pero no se puede decir lo mismo de los programas que se pueden correr en él.
Para todo el uso domestico está perfecto (puedes ver películas, navegar por
internet, redactar documentos, etc) pero basta que tengas alguna necesidad
especializada para descubrir que estás muy limitado en el repertorio de
herramientas disponibles (si bien existen muchísimas cosas gratuitas casi nada
será lo suficientemente completo). Windows no es bueno por lo contrario
(después de todo, Adobe y Photoshop no vienen con Windows ni tienen que ver),
pero creo que el software libre ganará muchísimo cuando las empresas grandes de
producción de software comiencen a considerar este sistema con mas seriedad
(algo que en realidad está sucediendo cada vez más, aunque no a la velocidad
que nos gustaría).
De todas formas es una afirmación relativa. Para algunas
circunstancias, el software libre resulta no solo suficiente, sino hasta
preferible al software comercial. Programas como Blender, han ganado en
robustez y capacidad como para escapar de ese tipo de señalamientos, pero son
la excepción. También Linux es perfecto para todo lo que tenga que ver con
redes e internet. Para programación (ya que básicamente todo el sistema es
transparente en su código). Para algunas disciplinas especificas existe una
cantidad brutal de software libre (como en la investigación biológica o
astronomía). Las afirmaciones son validas mas que todo (en mi experiencia) con
la producción musical, audiovisual, y de gráficos tanto 2d, como 3d, y CAD,
aunque existe una variedad de programas disponibles en los repositorios para
estas áreas, y quizás a otros les resulte.
Para mi las ventajas superan a las desventajas sin embargo, y
mientras pase el tiempo creo que seguiré siendo un usuario fiel y trataré de
aprender mucho más. Este mes siento que debo considerar una buena actualización
(quizás me anime a cambiar a Manjaro para probar cosas nuevas, me entusiasma la
idea de rolling release), y me siento confiado y capaz de abordarlo, una
confianza que no tenia antes de pasar por todo esto.
Gracias Linux Mint por una muy buena primera impresión y bienvenida.
Tengo un amigo que tenía una de esas Canaimas con Windows 7, que trajo cuando salió de Venezuela junto a su familia. El sistema operativo y la instalación de juegos, fueron demasiado para la computadora y ésta terminó por dañarse irremediablemente hace un año.
ResponderEliminarLe duró unos seis años.
Creo que a mi amigo le hubiera servido mucho este consejo.
La mí es una Canáima letra azul. La verdad es un equipo bastante limitado, pero he sabido aprovecharlo.He probado con Linux, y sé que corre bien Linux Mint, Manjaro, y Linux MX.
ResponderEliminarTambien Puppy LInux pero no lo recomiendo (es demasiado simple incluso para este equipo).
Para uso domestico es más que suficiente. Yo la llevo un poco al limite editando videos sencillos, y usando un servidor local para editar paginas web. Se puede expandir a 2Gb la memoria, tomando una de alguna Canáima letra roja. Ya ahi, deja de pegarse en la reproduccion de peliculas, por lo menos dentro de Linux.
El linux Canáima que trae originalmente es malísimo. Está saturado de programas innecesarios que acaba desperdiciando las ventajas del sistema operativo, y el repositorio no tiene casi nada bueno. Linux Mint y MX está basado en Ubuntu, y puedes instalar cualquier cosa que se pueda instalar en aquel. Manjaro está basado en Arch, y también tiene repositorios excelentes.
Si te gustó este post, está péndiente. Pues estoy preparando nuevas publicaciones orientadas a este sistema. Es lo mejor que puedo hacer para retribuirles el favor por un sistema gratuito eficaz (ya sabes que en Venezuela, colaborar con dólares a software libre es algo que en realidad no se contempla todavía). Por lo menos mientras me pulo un poco un programación y pueda colaborar con algo de ejercicio propio.